El 99% de las veces que usas la palabra ‘moro’ la estás liando (y mucho)

Como hemos hablado muchas veces en clase, el uso de esta palabra es innecesario, por lo que conlleva. Aquí os dejo un artículo de Helena Sardá que lo explica perfectamente. Pinchad el siguiente enlace y lo podréis leer:

https://www.codigonuevo.com/sociedad/99-palabra-moro-liando

Arquitectura Renacentista Española

Aquí tenéis un mapa de nuestro país con una leyenda de las tres principales etapas del Renacimiento arquitectónico. Dentro del mismo veis una serie de nombres de arquitectos localizados en las zonas donde trabajaron. Con lo visto en el tema, y buscando información, debéis localizar las obras que realizaron.

 

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Diego García de Paredes

Diego nació el 30 de Marzo de 1468, en Trujillo, y forjó su leyenda, como no podía ser de otro modo en aquellos tiempos, con las hazañas que realizó en las guerras. Hijo de nobles venidos a menos, se crío lejos de la Corte, viendo como su padre manejaba con destreza las armas. Y él, ya desde sus inicios, era tan bueno en las peleas que rara vez perdía cuando se peleaba con los críos de su edad. Pero él no era sólo un bruto sin cerebro, pues aprendió a leer y escribir, algo muy poco usual para aquellos sin contactos con la Corte.

Aunque no se sabe con seguridad, muchos historiadores afirman que estuvo presente en las Guerras de Granada, bajo las órdenes del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, desde 1485 hasta su toma final, en 1492. Está batalla fue decisiva, ya que los españoles pusieron fin a la Reconquista, eliminando el último reducto musulmán en España.

Lo que si sabemos con seguridad es que en 1496, ya huérfano de padre y madre, decidió viajar a Italia con su hermano bastardo para ganarse la vida como soldado combatiendo contra los franceses por el territorio de Nápoles. Por desgracia para él, la guerra finalizó y no pudo dedicarse a tal oficio por el momento. Acabó ganando algo de dinero en duelos nocturnos, que consistían en robar las capas de los oponentes, prenda de mayor valor en la época, para luego venderla en el mercado negro. No obstante, aquella vida no era digna de un hidalgo como él, y tras contactar con un familiar en el Vaticano, su vida dio un cambio. El Papa Alejandro VI quedó impresionado tras verle luchar en una disputa contra una comitiva de italianos acontecida en el propio Vaticano, donde se dijo que él sólo llegó a matar a cinco, herir a diez, y dejando a los demás fuera de combate. Con ello fue nombrado guardaespaldas en su escolta, llegando a dirigir la Guardia Vaticana.

Fue nombrado capitán de los Borgia poco después. Colaboró en la captura del corsario vizcaíno Menaldo Guerra, que tomó el puerto de Ostia al servicio de los franceses. También participó en la toma de Montefiascone, donde muestra sus primeros síntomas de súper hombre, llegando a arrancar de cuajo las argollas y hierro del portón de la fortaleza para conseguir que el ejército del Papa accediese.

Su fama empezará a crecer cuando, incorporado por fin en los ejércitos españoles, se produce el asedio de Cefalonia. Los turcos, que habían arrebatado esta ciudad a la República de Venecia, poseían un artilugio de guerra llamado “lobo” que consistía en una serie de ganchos que cogían a los soldados enemigos, los elevaban y los soltaban desde gran altura, acabando con su vida. Pues bien, nuestro héroe se las apañó para dejar que uno de esos ganchos le cogiese por la armadura, lo elevase y cuando estuvo en lo más alto, de puso de pie en las almenas de la muralla enemiga. Sorprendentemente lo hizo sin perder su espada.

Imagínense la escena. Un español subido en la muralla que defendían los turcos. Saltan las alarmas y unos cincuenta jenízaros se tiran a por él para cargárselo. Lástima. Diego tenía una destreza como pocos y mediante un episodio de suma violencia acaba saliendo victorioso del asunto. Imparable con la blanca. De hecho en las crónicas de la época llegó a decirse de él que lo que había hecho era algo digno de recordar por lo siglos. Fueron tres días el tiempo en que allí combatió y finalmente acabaron cogiéndose debido no a otra cosa que a la fatiga y cansancio. Por su heroica hazaña los turcos decidieron hacerle prisionero en lugar de ejecutarlo (también con la idea de pedir un rescate por él). No obstante, hicieron mal, pues cuando Diego García de Paredes recuperó las fuerzas, acabó rompiendo las cadenas que lo ataban, echó abajo la puerta de la prisión, se enfrenta desarmado a un centinela, le arrebata la espada  y vuelve al lío. Despedazando a turcos desde dentro de la fortaleza, hasta que por fin, entre venecianos y españoles, consiguen tomarla.

Comienza así a forjarse una leyenda. Un tipo con una fuerza sobrehumana que, según se contaba, había tomado una ciudad él sólo. Iniciándose así las comparaciones con héroes de la antigüedad, como Hércules y Sansón. Llegando a ganarse el apodo de el Sansón Extremeño.

Será en las Guerras de Italia, que enfrentaron a españoles contra franceses donde Diego vuelva a lucirse. Era normal, un tipo como él sólo podía ser temido por sus rivales y admirado por su compañeros. Sus contemporáneos hablaban ya de él:

«De Diego García de Paredes ni palabras bastan para lo contar, ni razones para lo dar a entender. Traía una grande alabarda, que partía por medio al francés que una vez alcanzaba, y todos le dejaban desembarazado el camino…Daba voces a todos que pasasen al real de los franceses…A dos artilleros partió por medio Diego García hasta los dientes, de que el Marqués estaba espantado…y comenzó a huir en uno de los cincuenta caballos que de Mantua habían traído»

Crónica manuscrita y Crónica general, de autor anónimo contemporáneo.

Su orgullo a veces le jugaba malas pasadas, y tras un reproche del Gran Capitán cogió su mandoble y decidió demostrar su valía enfrentándose él solo a los franceses. Les tentó desde dentro de un paso, con la intención de aprovechar su estrechez para que no se le acumulasen demasiados enemigos a la vez. Los franceses iban entrando para matarlo y eran ellos los que caían, uno por uno. Según las crónicas de la época llegó a matar allí a más de 2.000 personas.

Sus hazañas no acabaron ahí. Poco después, en 1502, se produce el desafío de Barletta. Anteriormente nuestro héroe se batió en numerosos duelos, a veces en peleas de tabernas y en otras ocasiones en sucesos de máximo honor. Pues bien. García de Paredes nunca sufrió derrota en tales lances, y eso que participó en más de trescientos.

El desafío de Barletta supuso un enfrentamiento caballeresco entre españoles y franceses. Consistía en enfrentar a once soldados españoles contra once de Francia para defender el honor de la patria. “No sé si podré dar la talla, aún tengo frescas las heridas de guerra” dijo el Sansón Extremeño cuando el Gran Capitán le comunicó que era uno de los once elegidos para luchar. Pero con que hubiese medio Diego García de Paredes ya era más que suficiente.

La lucha fue dura. En un principio los franceses parecían estar perdidos pero acabaron atrincherándose entre los caballos muertos y los jueces querían otorgar un empate. Pero aquello no le bastaba a Diego, que tras perder su lanza y espada, se dio la vuelta para coger las piedras que había por allí, demostrando su fuerza. De este modo consiguió que los enemigos huyesen, quedándose con todo el terreno los españoles. Sin embargo, debido a la honrosa resistencia gala, los jueces dictaminaron el empate.

Tras las guerras italianas, Diego vuelve a España convertido en un héroe. Siempre demostró defender ante todo al Gran Capitán, llegando a querer batirse en duelo delante del mismísimo rey Fernando el Católico contra todo aquel que insinuase algún tipo de traición del Gran Capitán a su majestad.

Debido a las envidias de muchos nobles, Fernando el Católico se vio obligado a despojar a Diego de sus posesiones. Esto llevó a nuestro héroe a perder la fe en el rey entrando en un periodo de rebeldía. Acabó dedicándose a la piratería en el Mediterráneo. De hecho se convirtió en un proscrito y se puso precio a su cabeza. Pero también hay que decir, que sus principales presas eran berberiscos y franceses. El mar era el único lugar donde se sentía bien tras la ingratitud Real, y donde podía dar rienda suelta a su espíritu indomable.

Murió en el año 1533, debido a unas heridas producidas al caerse del caballo mientras practicaba un acto lúdico de la época. Ironías del destino. Posteriormente su cuerpo se trasladó a Trujillo, donde actualmente los restos de su cuerpo lleno de cicatrices de guerra.

Para conocer más pincha este link: http://www.abc.es/espana/20141028/abci-diego-garcia-paredes-heroe-201410271314.html

Antonio Pigaffeta

Pigafetta , cronista de expedicion a America

 

La primera circunvalación al mundo fue  una prolongada aventura durante tres años: desde la partida de Magallanes y sus hombres en octubre de 1519, hasta el regreso de la única embarcación superviviente, la Victoria, conducida por Juan Sebastián Elcano al puerto de Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522. (imagen Pigafetta)

De los marinos que formaban entonces las tripulaciones regresaban tan sólo 18 europeos; uno de los que había perecido durante el viaje era Hernando de Magallanes.

Entre los sobrevivientes se contaba Antonio Pigafetta, autor del relato de la primera navegación alrededor del mundo. Descendiente de una familia con rango nobiliario que mantenía su residencia en Vicenza, cerca de Venecia. Se trata, sin duda, de una primera redacción de la crónica relatando los sucesos de la empresa de Magallanes.

He aquí uno de sus relatos cuando llegaron al Puerto de San Julián, en nuestra Patagonia Argentina:

19 DE MAYO DE 1520. Puerto de San Julián. — Alejándose de estas islas para continuar nuestra ruta, llegamos a los 49º 30’ de latitud meridional. donde encontramos un buen puerto, y como el invierno se aproximaba, juzgamos a propósito pasarlo allí.

Un gigante. — Transcurrieron dos meses sin que viéramos ningún habitante del país. Un día, cuando menos lo esperábamos, un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros […].

Su figura: Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura. De hermosa talla, su cara era ancha y teñida de rojo, excepto los ojos, rodeados con un círculo amarillo, y dos trazos en forma de corazón en las mejillas. Sus cabellos, escasos, parecían blanqueados con algún polvo.

Su traje: Su vestido, o, mejor dicho, su manto, estaba hecho de pieles, muy bien cosidas, de un animal que abunda en este país, como veremos a continuación.

Animal extraño: Este animal tiene cabeza y orejas de muja, cuerpo de camello, patas de ciervo y cola de caballo; relincha como este último. Llevaba este hombre también una especie de zapatos hechos de la misma piel.

 Armas: Tenía en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, algo más gruesa que la de un laúd, estaba hecha con un intestino del mismo animal: en la otra mano empuñaba unas cuantas flechas de caña pequeñas, que por un extremo tenían plumas como las nuestras y por el otro, en lugar de hierro, una punta de pedernal blanco y negro,

PIGAFETTA, Antonio. Primer viaje en torno del globo.
[El autor era uno de los  integrantes de la expedición de Magallanes.]

Visauliza este breve vídeo:

y responde: ¿Qué es un astrolabio?, ¿para qué se utilizaba?, ¿has visto alguno, dónde? Dibuja uno en tu cuaderno.

Juan Sebastián Elcano

Navegante español que completó la primera vuelta al mundo (Guetaria, Guipúzcoa, 1476 – océano Pacífico, 1526). Las primeras noticias que se tienen de él le presentan como un marino vasco con amplios conocimientos náuticos, que participó en la expedición de Cisneros a Argel (1509) y en las campañas de Italia del Gran Capitán.

En 1518 conoció en Sevilla al navegante portugués Magallanes, que preparaba una expedición al servicio de España para buscar la ruta a las Indias navegando hacia el Oeste. Elcano se enroló en la expedición, que partió de Sanlúcar de Barrameda en 1519 y exploró el Río de la Plata y la Patagonia; allí ayudó Elcano a sofocar un primer motín, pero participó en un segundo intento contra Magallanes, el cual le perdonó la vida, sea por no hallarle culpable o por considerarle imprescindible para continuar el viaje (1520).

Con Elcano reducido a un papel secundario, la expedición descubrió el paso del Atlántico al Pacífico por el sur del continente americano, así como las islas Marianas y las Filipinas. Cuando Magallanes murió en un combate con los indígenas de las isla filipina de Mactam (1521) la expedición quedó bajo el mando, sucesivamente, de varios de sus capitanes que se disputaban el poder, mientras continuaban explorando las islas, entablando relaciones con los jefes locales y buscando denodadamente la ruta a las Molucas.

Finalmente, un triunvirato encabezado por Elcano se hizo con el mando de lo que quedaba de la flota, argumentando que los jefes portugueses (incluido Magallanes) habían eludido a propósito las Molucas para no perjudicar a Portugal, que poseía el lucrativo monopolio del comercio de las especias navegando hasta aquellas islas alrededor de África y a través del océano Índico (1521).

Tras alcanzar las Molucas y establecer tratados con los príncipes nativos, adquirieron un cargamento de especias y se dispusieron a regresar. Sin embargo, una avería en una de las dos naos que quedaban hizo que la expedición se separara: la nao averiada se quedaría en las Molucas hasta su reparación y regresaría a tierras españolas de América cruzando el Pacífico; mientras que Elcano regresaría con la nao Victoria a la Península por la ruta portuguesa.

Este último viaje fue una hazaña difícil y peligrosa, pues a las dificultades propiamente marítimas (como la de doblar el cabo de Buena Esperanza) se añadía la necesidad de cruzar el Índico y bordear el continente africano sin hacer escalas, por miedo a ser capturados por los portugueses, que ya habían enviado una flota para hacer fracasar el empeño de Magallanes.

Elcano consiguió dominar la impaciencia de la tripulación, ansiosa de bajar a tierra desde que pasaran ante las costas de Mozambique; pero la falta de víveres le obligó finalmente a repostar en las islas de Cabo Verde, donde varios tripulantes fueron apresados por el gobernador portugués y el resto hubo de huir apresuradamente. Allí descubrió Elcano que en su cuenta del tiempo llevaban un día de menos, consecuencia de haber dado una vuelta completa al mundo. Por fin, la expedición llegó a Sanlúcar de Barrameda en 1522, con sólo 18 hombres de los 265 que habían partido de allí mismo tres años antes.

El emperador Carlos V recibió a Elcano en audiencia, aunque no fue muy generoso en las recompensas por su hazaña. Su viaje constituyó un éxito, tanto desde el punto de vista geográfico (pues confirmaba experimentalmente la esfericidad de la Tierra) como económico (ya que la venta de las mercancías en Amberes sufragó sobradamente los costes de la expedición).

Las expectativas de negocio así abiertas hicieron que se fundara en La Coruña una nueva Casa de Contratación destinada a especializarse en el comercio de las especias. Desde allí salió una segunda expedición, costeada por los Fugger y mandada por Loaisa (un aristócrata, para evitar nuevos problemas de insubordinación); Elcano viajaba, a pesar de sus protestas, como piloto mayor. Pero aquella expedición, que salió de La Coruña en 1525, fracasó por la muerte de Loaisa y de Elcano sucesivamente (1526).