¿Qué es un gobierno de concentración?

Un Gobierno de concentración es aquel en el que tanto los partidos políticos que mandan como los que están en la oposición se unen para hacer causa común. Es decir, durante un periodo de tiempo olvidan sus diferencias para adoptar medidas consensuadas que contribuyan a superar una coyuntura adversa o alguna situación extraordinaria.

Gobierno de concentración de Maura. Participan: Dato, García Prieto, Romanones, Cambó y Alba, entre otros, 20 de marzo de 1918.

El incendio que cambió la arquitectura.

Chicago es una de las ciudades más importantes de Estados Unidos. Símbolo de modernidad, “the windy city” resurgió de las cenizas tras el gran incendio que arrasó la ciudad hace 142 años.

En la noche del 8 de octubre de 1871 un grupo de hombres estaba jugando a los dados en un pajar situado en el centro de Chicago. El ayuntamiento había prohibido los juegos de azar tras la puesta de sol, por lo que la timba secreta solo estaba alumbrada por un pequeño farol.

Louis M. Cohn, en un descuido, golpeó la lámpara, tirándola al suelo y dando origen a uno de los incendios más famosos de la humanidad.

chicago

En poco más de dos días las llamas consumieron buena parte de la ciudad, ayudadas por el viento y un verano previo extremadamente seco. Cuando lograron extinguir por completo el incendio, las pérdidas habían sido cuantiosas. 18.000 viviendas, locales y fábricas habían quedado reducidos a ceniza. Alrededor de 300 personas fallecieron y otras 100.000 lo perdieron todo.

El incendio causó pérdidas económicas valoradas en 200 millones de dólares.

statemadison_1871

 

En aquella época, los pisos se hacían con madera y mampostería. De hecho, las calles se habían adoquinado con madera de pino, por lo que el fuego devoraba todo lo que quedaba a su paso. En total, las pérdidas se cuantificaron en 200 millones de dólares de la época, una tercera parte del valor total que tenía Chicago.

La Escuela de Chicago

La tragedia causó una enorme conmoción en Estados Unidos. Varios arquitectos de renombre se desplazaron hasta Illinois para reconstruir la ciudad, dando origen a la conocida como Escuela de Chicago.

La Escuela de Chicago se acabó convirtiendo en una referencia de la arquitectura moderna, introduciendo novedades como el rascacielos. Hasta el momento, los pisos de Chicago tenían, la mayoría, seis plantas. La Escuela comenzó a construir rascacielos de entre 10 y 16 alturas (aunque ahora parezca una cifra insignificante, en la época centró todas las miradas del sector).

La Escuela de Chicago fue artífice de los primeros rascacielos.

La estética de la ciudad cambió por completo. Los ascensores eléctricos comenzaron a introducirse en unos edificios que utilizaban estructuras metálicas, más finas y ligeras y con potentes sistemas antiincendios. La variedad en la forma y el tamaño de las nuevas ventanas correderas le daban un toque característico.

La Escuela de Chicago marcó tendencia en el diseño urbano estadounidense durante varias décadas. Algunos de los arquitectos que formaron parte de esta corriente fueron William Le Baron Jenney, considerado el padre del movimiento, Henry Hobson Richardson, Daniel Burnham, John Root y el estudio Adler & Sullivan, creadores del popular Auditorium.

El valenciano que salvó el genio de Goya.

Este año se cumple el 165 aniversario del nacimiento del pintor valenciano Salvador Martínez Cubells. En 1873 recibió el encargo de pasar a lienzo, y con ello salvar para la historia, las 14 Pinturas Negras de la Quinta del Sordo en las que Goya anticipó el expresionismo y la modernidad con 100 años de adelanto.

Viejos_comiendo_sopa

­Las 14 Pinturas Negras de Goya se muestran hoy en una de las salas más concurridas del Museo del Prado. Títulos como «Duelo a garrotazos», «Saturno devorando a un hijo» o «Aquelarre o el Gran Cabrón» se han quedado grabadas en la retina de los visitantes de de la primera pinacoteca nacional. Sin embargo, ninguna de estas obras maestras asombraría al mundo de no ser por el pintor valenciano Salvador Martínez Cubells, del que este año se cumplen 165 años de su nacimiento.
Quintasordo.svg

Martínez Cubells, que en 1869 ganó por oposición la primera plaza de restaurador que creaba el Prado, fue el elegido para pasar a lienzo las pinturas al óleo que Goya había plasmado sobre los muros de su casa de campo a orillas del Manzanares, la desaparecida Quinta del Sordo.
En estas pinturas, en las que el genio de Fuendetodos dio rienda suelta a su imaginación, se «anticipa el expresionismo y la modernidad con 100 años de adelanto», según explica el vicerrector de Cultura de la Universitat de Valencia y profesor de Historia del Arte, Rafael Gil. De ahí que los historiadores hablen de ella como la «Capilla Sixtina de la pintura moderna».
El restaurador valenciano extrajo estas pinturas murales de gran formato por encargo de un banquero belga afincado en París, el barón Frédéric Émile d´Erlanger, quien en 1873 había comprado la Quinta del Sordo. Pensaba vender en la Ciudad de la Luz las últimas obras que Goya había pintado en España ocho años antes de morir en Burdeos el 16 de abril de 1828.
El pintor e historiador del arte madrileño Agustín Benito Oterino ha analizado en su tesis doctoral la disposición de las Pinturas Negras en el espacio original en que las creó Goya entre 1819 y 1823. Cuenta que los planes del barón d´Erlanger se desvanecieron al no llamar estas obras la atención de la adinerada burguesía parisina. Y eso a pesar de que había buscado el mejor escaparate posible, el palacio del Trocadero durante Exposición Universal de 1878.

«Muy avanzadas para la época»
«No tuvieron ningún éxito porque eran unas obras muy avanzadas para la época, y el barón donó la serie completa al Prado, que las tuvo 16 años olvidadas en sus sótanos», apunta Benito Oterino.
Hoy en día, en que los criterios de restauración de las obras de arte de mínima intervención y de reversibilidad son totalmente distintos a los de la época de Martínez Cubells, se cuestiona el trabajo del pintor valenciano en la Quinta del Sordo.
«Ahora sería impensable que un monumento así no estuviera protegido, y tampoco se pasaría una obra de un soporte rígido como es un muro a otro plástico, porque genera problemas de pérdida de pintura y de grietas», añade.
Martínez Cubells dispuso un papel de seda japones sobre estas obras y luego fijó la pintura a éste con una cola natural. A continuación arrancó la capa pictórica y la de preparación de la pared, para luego ir rebajando esta segunda con el fin de pegar el «negativo» de la pintura al lienzo y así poder tener de nuevo el «positivo» de la pintura.
Durante este proceso, cuenta el el historiador madrileño, se perdió parte de la obra original. «Entonces no había un concepto tan purista de la intervención del restaurador, por lo que Martínez Cubells incidió sobre la pincelada de Goya, cosa que ahora no se haría jamás».
Gil insiste en la misma idea: «Con el traslado a lienzo se cambió de soporte, de espacio y de medidas, ya que se recortaron los laterales de algunos murales, y además se retocaron, con lo que el resultado de la extracción fue una obra nueva». Sin embargo, todos coinciden que era lo único que se podía hacer en aquella época para salvar estas sombrías y desesperadas pinturas en las que Goya mostró su verdadero genio.

Atropos_o_Las_Parcas

El_Aquelarre

De «bohemio» a pincel de cámara de la aristocracia.

Salvador Martínez Cubells, hijo del conserje del Museo de la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, vino al mundo en la ciudad del Turia el 9 de noviembre de 1845. Criado entre cuadros, aprendió de su padre, que también restauraba las obras de esta pinacoteca, la maestría que le llevaría a dirigir durante 26 años el taller de restauración del Prado.
Pero eso vendría después de un comienzo difícil como pintor «bohemio» en Madrid, según que recoge el diario ABC en 1894. Entonces ya se había convertido en el retratista de moda de la capital «Muchísimas damas de nuestra más linajuda aristocracia, y la mayoría de las notabilidades del foro, la milicia, la banca y la política han desfilado por el taller de Martínez Cubells», que firmó más de 500 retratos.
Veinticinco años antes, pero, cuando llegó a Madrid en busca de fama y fortuna con sus compañeros de la Academia de Valencia, Antonio Muñoz Degraín y Francisco Domingo Marqués, tenían tan poco dinero que «cuando iban al Teatro Real turnaban cada acto en el disfrute de la localidad, porque la bolsa de los tres no llegaba sino para una sola entrada de paraíso», el gallinero de la cuarta planta, que costaba 1,60 pesetas.
Las estrecheces quedaron atrás ante el éxito de sus pinturas de temática histórica y su fama de restaurador. Falleció en Madrid el 21 de enero de 1914 como una «gloria de la escuela valenciana».

Arquitectura Renacentista Española

Aquí tenéis un mapa de nuestro país con una leyenda de las tres principales etapas del Renacimiento arquitectónico. Dentro del mismo veis una serie de nombres de arquitectos localizados en las zonas donde trabajaron. Con lo visto en el tema, y buscando información, debéis localizar las obras que realizaron.

 

IMG_20160524_123846664

BUENAVENTURA DURRUTI Recreación de entrevista, Barcelona 24 de Julio de 1936

Escuchad y observad este vídeo. Después reflexionad sobre las tres cuestiones planteadas abajo.

  1. ¿Es una fuente histórica la que acabamos de visualizar y escuchar? ¿Por qué?
  2. ¿Recuerdas qué tipo de fuentes históricas hay?
  3. Investiga y realiza una pequeña ficha de Buenaventura Durruti.

Diego García de Paredes

Diego nació el 30 de Marzo de 1468, en Trujillo, y forjó su leyenda, como no podía ser de otro modo en aquellos tiempos, con las hazañas que realizó en las guerras. Hijo de nobles venidos a menos, se crío lejos de la Corte, viendo como su padre manejaba con destreza las armas. Y él, ya desde sus inicios, era tan bueno en las peleas que rara vez perdía cuando se peleaba con los críos de su edad. Pero él no era sólo un bruto sin cerebro, pues aprendió a leer y escribir, algo muy poco usual para aquellos sin contactos con la Corte.

Aunque no se sabe con seguridad, muchos historiadores afirman que estuvo presente en las Guerras de Granada, bajo las órdenes del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, desde 1485 hasta su toma final, en 1492. Está batalla fue decisiva, ya que los españoles pusieron fin a la Reconquista, eliminando el último reducto musulmán en España.

Lo que si sabemos con seguridad es que en 1496, ya huérfano de padre y madre, decidió viajar a Italia con su hermano bastardo para ganarse la vida como soldado combatiendo contra los franceses por el territorio de Nápoles. Por desgracia para él, la guerra finalizó y no pudo dedicarse a tal oficio por el momento. Acabó ganando algo de dinero en duelos nocturnos, que consistían en robar las capas de los oponentes, prenda de mayor valor en la época, para luego venderla en el mercado negro. No obstante, aquella vida no era digna de un hidalgo como él, y tras contactar con un familiar en el Vaticano, su vida dio un cambio. El Papa Alejandro VI quedó impresionado tras verle luchar en una disputa contra una comitiva de italianos acontecida en el propio Vaticano, donde se dijo que él sólo llegó a matar a cinco, herir a diez, y dejando a los demás fuera de combate. Con ello fue nombrado guardaespaldas en su escolta, llegando a dirigir la Guardia Vaticana.

Fue nombrado capitán de los Borgia poco después. Colaboró en la captura del corsario vizcaíno Menaldo Guerra, que tomó el puerto de Ostia al servicio de los franceses. También participó en la toma de Montefiascone, donde muestra sus primeros síntomas de súper hombre, llegando a arrancar de cuajo las argollas y hierro del portón de la fortaleza para conseguir que el ejército del Papa accediese.

Su fama empezará a crecer cuando, incorporado por fin en los ejércitos españoles, se produce el asedio de Cefalonia. Los turcos, que habían arrebatado esta ciudad a la República de Venecia, poseían un artilugio de guerra llamado “lobo” que consistía en una serie de ganchos que cogían a los soldados enemigos, los elevaban y los soltaban desde gran altura, acabando con su vida. Pues bien, nuestro héroe se las apañó para dejar que uno de esos ganchos le cogiese por la armadura, lo elevase y cuando estuvo en lo más alto, de puso de pie en las almenas de la muralla enemiga. Sorprendentemente lo hizo sin perder su espada.

Imagínense la escena. Un español subido en la muralla que defendían los turcos. Saltan las alarmas y unos cincuenta jenízaros se tiran a por él para cargárselo. Lástima. Diego tenía una destreza como pocos y mediante un episodio de suma violencia acaba saliendo victorioso del asunto. Imparable con la blanca. De hecho en las crónicas de la época llegó a decirse de él que lo que había hecho era algo digno de recordar por lo siglos. Fueron tres días el tiempo en que allí combatió y finalmente acabaron cogiéndose debido no a otra cosa que a la fatiga y cansancio. Por su heroica hazaña los turcos decidieron hacerle prisionero en lugar de ejecutarlo (también con la idea de pedir un rescate por él). No obstante, hicieron mal, pues cuando Diego García de Paredes recuperó las fuerzas, acabó rompiendo las cadenas que lo ataban, echó abajo la puerta de la prisión, se enfrenta desarmado a un centinela, le arrebata la espada  y vuelve al lío. Despedazando a turcos desde dentro de la fortaleza, hasta que por fin, entre venecianos y españoles, consiguen tomarla.

Comienza así a forjarse una leyenda. Un tipo con una fuerza sobrehumana que, según se contaba, había tomado una ciudad él sólo. Iniciándose así las comparaciones con héroes de la antigüedad, como Hércules y Sansón. Llegando a ganarse el apodo de el Sansón Extremeño.

Será en las Guerras de Italia, que enfrentaron a españoles contra franceses donde Diego vuelva a lucirse. Era normal, un tipo como él sólo podía ser temido por sus rivales y admirado por su compañeros. Sus contemporáneos hablaban ya de él:

«De Diego García de Paredes ni palabras bastan para lo contar, ni razones para lo dar a entender. Traía una grande alabarda, que partía por medio al francés que una vez alcanzaba, y todos le dejaban desembarazado el camino…Daba voces a todos que pasasen al real de los franceses…A dos artilleros partió por medio Diego García hasta los dientes, de que el Marqués estaba espantado…y comenzó a huir en uno de los cincuenta caballos que de Mantua habían traído»

Crónica manuscrita y Crónica general, de autor anónimo contemporáneo.

Su orgullo a veces le jugaba malas pasadas, y tras un reproche del Gran Capitán cogió su mandoble y decidió demostrar su valía enfrentándose él solo a los franceses. Les tentó desde dentro de un paso, con la intención de aprovechar su estrechez para que no se le acumulasen demasiados enemigos a la vez. Los franceses iban entrando para matarlo y eran ellos los que caían, uno por uno. Según las crónicas de la época llegó a matar allí a más de 2.000 personas.

Sus hazañas no acabaron ahí. Poco después, en 1502, se produce el desafío de Barletta. Anteriormente nuestro héroe se batió en numerosos duelos, a veces en peleas de tabernas y en otras ocasiones en sucesos de máximo honor. Pues bien. García de Paredes nunca sufrió derrota en tales lances, y eso que participó en más de trescientos.

El desafío de Barletta supuso un enfrentamiento caballeresco entre españoles y franceses. Consistía en enfrentar a once soldados españoles contra once de Francia para defender el honor de la patria. “No sé si podré dar la talla, aún tengo frescas las heridas de guerra” dijo el Sansón Extremeño cuando el Gran Capitán le comunicó que era uno de los once elegidos para luchar. Pero con que hubiese medio Diego García de Paredes ya era más que suficiente.

La lucha fue dura. En un principio los franceses parecían estar perdidos pero acabaron atrincherándose entre los caballos muertos y los jueces querían otorgar un empate. Pero aquello no le bastaba a Diego, que tras perder su lanza y espada, se dio la vuelta para coger las piedras que había por allí, demostrando su fuerza. De este modo consiguió que los enemigos huyesen, quedándose con todo el terreno los españoles. Sin embargo, debido a la honrosa resistencia gala, los jueces dictaminaron el empate.

Tras las guerras italianas, Diego vuelve a España convertido en un héroe. Siempre demostró defender ante todo al Gran Capitán, llegando a querer batirse en duelo delante del mismísimo rey Fernando el Católico contra todo aquel que insinuase algún tipo de traición del Gran Capitán a su majestad.

Debido a las envidias de muchos nobles, Fernando el Católico se vio obligado a despojar a Diego de sus posesiones. Esto llevó a nuestro héroe a perder la fe en el rey entrando en un periodo de rebeldía. Acabó dedicándose a la piratería en el Mediterráneo. De hecho se convirtió en un proscrito y se puso precio a su cabeza. Pero también hay que decir, que sus principales presas eran berberiscos y franceses. El mar era el único lugar donde se sentía bien tras la ingratitud Real, y donde podía dar rienda suelta a su espíritu indomable.

Murió en el año 1533, debido a unas heridas producidas al caerse del caballo mientras practicaba un acto lúdico de la época. Ironías del destino. Posteriormente su cuerpo se trasladó a Trujillo, donde actualmente los restos de su cuerpo lleno de cicatrices de guerra.

Para conocer más pincha este link: http://www.abc.es/espana/20141028/abci-diego-garcia-paredes-heroe-201410271314.html

Antonio Pigaffeta

Pigafetta , cronista de expedicion a America

 

La primera circunvalación al mundo fue  una prolongada aventura durante tres años: desde la partida de Magallanes y sus hombres en octubre de 1519, hasta el regreso de la única embarcación superviviente, la Victoria, conducida por Juan Sebastián Elcano al puerto de Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522. (imagen Pigafetta)

De los marinos que formaban entonces las tripulaciones regresaban tan sólo 18 europeos; uno de los que había perecido durante el viaje era Hernando de Magallanes.

Entre los sobrevivientes se contaba Antonio Pigafetta, autor del relato de la primera navegación alrededor del mundo. Descendiente de una familia con rango nobiliario que mantenía su residencia en Vicenza, cerca de Venecia. Se trata, sin duda, de una primera redacción de la crónica relatando los sucesos de la empresa de Magallanes.

He aquí uno de sus relatos cuando llegaron al Puerto de San Julián, en nuestra Patagonia Argentina:

19 DE MAYO DE 1520. Puerto de San Julián. — Alejándose de estas islas para continuar nuestra ruta, llegamos a los 49º 30’ de latitud meridional. donde encontramos un buen puerto, y como el invierno se aproximaba, juzgamos a propósito pasarlo allí.

Un gigante. — Transcurrieron dos meses sin que viéramos ningún habitante del país. Un día, cuando menos lo esperábamos, un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros […].

Su figura: Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura. De hermosa talla, su cara era ancha y teñida de rojo, excepto los ojos, rodeados con un círculo amarillo, y dos trazos en forma de corazón en las mejillas. Sus cabellos, escasos, parecían blanqueados con algún polvo.

Su traje: Su vestido, o, mejor dicho, su manto, estaba hecho de pieles, muy bien cosidas, de un animal que abunda en este país, como veremos a continuación.

Animal extraño: Este animal tiene cabeza y orejas de muja, cuerpo de camello, patas de ciervo y cola de caballo; relincha como este último. Llevaba este hombre también una especie de zapatos hechos de la misma piel.

 Armas: Tenía en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, algo más gruesa que la de un laúd, estaba hecha con un intestino del mismo animal: en la otra mano empuñaba unas cuantas flechas de caña pequeñas, que por un extremo tenían plumas como las nuestras y por el otro, en lugar de hierro, una punta de pedernal blanco y negro,

PIGAFETTA, Antonio. Primer viaje en torno del globo.
[El autor era uno de los  integrantes de la expedición de Magallanes.]

Visauliza este breve vídeo:

y responde: ¿Qué es un astrolabio?, ¿para qué se utilizaba?, ¿has visto alguno, dónde? Dibuja uno en tu cuaderno.